Lo que atrajo a tantas personas hasta la floresta, venidas de muchas partes del globo, fue, como ya dijimos, una opción espiritual. Nuestro trabajo espiritual se resume en reunirnos en determinadas fechas para cantar himnos en loor al Cielo, la Luna, las Estrellas y toda la Creación Divina. Y dedicar el tiempo restante a cumplir nuestras obligaciones y quehaceres, que no son pocos.

Antiguamente, en los tiempos en que el Padrino Sebastián estaba vivo, nuestra comunidad era organizada en términos bastante igualitarios. Había un almacén común e imperaba una especie de socialismo cristiano primitivo

A pesar de ese tiempo ser recordado con nostalgia, el crecimiento y el progreso de los últimos años trajo para nosotros muchos cambios y demandas sociales por resolver. El sistema original se tornó más flexible. Mas el ideal de la comunidad continúa siendo una realidad y un poderoso símbolo movilizador. Para consagrar ese compromiso, todos se reúnen los lunes a realizar una jornada de trabajo donado a las tareas comunitarias.

Los carpinteros van a trabajar en la obra del templo de nuestra sede, una bella estrella de seis puntas de madera cercada por la floresta.

Y los demás se dividen en grupos de servicio que, bajo la responsabilidad de un jefe de grupo, se dedican a toda suerte de tareas: limpieza de caminos y del río, desbrozamiento de los lugares públicos, plantíos, etc.

Los bueyes, principales vehículos de tracción de que disponemos, cargan piezas de madera para las construcciones. Las mujeres desempeñan diversas tareas, tanto de trabajo brazal más leve como de coordinación de la jornada. A ellas también les toca la tarea de la cocina general, pues en ese día todos comen juntos.

En los demás días, todos quedan libres para combinar sus trabajos. A pesar de que el dinero ya desempeña hoy el papel principal del equivalente al trueque, aun funciona el sistema de trueque de trabajo, pago en producción, etc. Existe una administración interna, organizada en la forma de una asociación de moradores, una directoria para el centro espiritualista que cuida de la parte espiritual. En los últimos años, hemos sido objeto de una intensa visitación de miembros de nuestra asociación, amigos y simpatizantes de nuestro movimiento procedentes de todas las partes del mundo.

En términos sociales, nuestra pretensión es la de ser un pueblo trabajador y ordenado, buenos ciudadanos del país en que vivimos y que tiene la gracia de poseer en su territorio esta vasta región amazónica, única en todo el planeta, cuya naturaleza sagrada reverenciamos. Nos gustaría continuar desarrollando este trabajo en pro de la preservación de la Amazonía y de la búsqueda de un modelo autosustentable que la viabilice. Pretendemos delinear un plan piloto para que nuestra villa se torne, cada vez más, un modelo de asentamiento de grado medio para otras regiones de la Amazonía.